Podría decirse que uno de los aspectos más atractivos de la construcción de una PC es la libertad de elegir los componentes específicos que lo integrarán. En el caso de las PC gaming, ningún elemento es más importante que la tarjeta gráfica.
Pero, ¿Cómo se elige una tarjeta gráfica? Lo más probable es que hayas oído hablar de términos como «dedicada», «discreta» e «integrada».
Pero, ¿Qué significan estos términos y cuáles son las diferencias entre estos tres tipos de tarjetas gráficas? Y, lo que es más importante, ¿Cuál es la mejor elección para tu nueva PC gaming?
Averigüémoslo.
¿Qué es una Tarjeta Gráfica Dedicada?
Si hablamos de tarjetas gráficas en el contexto de los PC de escritorio, lo más probable es que nos refiramos a las tarjetas gráficas dedicadas, aunque a veces se las denomina tarjetas gráficas «discretas».
Como su nombre indica, una tarjeta gráfica dedicada es una pieza independiente de hardware informático cuya única tarea es el procesamiento de gráficos, ya sean los vastos y detallados mundos de los juegos en 3D o los simples gráficos 2D del navegador web.
Una tarjeta gráfica dedicada utiliza su RAM, dejando la RAM de la pc libre para otras operaciones. Aparte de las ventajas de tener su propia reserva de RAM para trabajar, una tarjeta gráfica dedicada suele funcionar a velocidades de reloj más altas, viene con su propia refrigeración y tiene un consumo de energía significativamente mayor en comparación con las soluciones gráficas integradas.
La mayoría de las tarjetas gráficas vienen con coolers open-air equipados de 1 a 3 ventiladores -en función del tamaño de la tarjeta-, mientras que otras vienen con blowers o incluso con refrigeración líquida.
Una refrigeración más avanzada, combinada con altas velocidades de reloj, equivale a un mayor consumo de energía. Esta es la razón por la que la mayoría de las tarjetas gráficas dedicadas también vienen con conectores de alimentación de 6 u 8 pines, ya que la ranura PCIe simplemente no puede suministrar suficiente energía por sí sola para mantener una GPU y su cooler en funcionamiento.
En definitiva, las tarjetas gráficas dedicadas suelen ser la mejor opción cuando se trata de PCs de escritorio, ya que ofrecen un alto rendimiento y una refrigeración eficiente. Esto es algo que necesitarás si estás construyendo una PC gaming o tienes la intención de utilizar software profesional que tiene altos requerimientos de GPU.
Sin embargo, las tarjetas gráficas también pueden ser bastante caras, pero eso depende principalmente del modelo de GPU en sí y del tipo de refrigeración que haya implementado el fabricante.
¿Qué es una Tarjeta Gráfica Integrada?
Muchos componentes que antes se vendían por separado, como las tarjetas de sonido o los routers Wi-Fi, se ven ahora comúnmente integrados en las propias placas base.
Lo mismo ocurre con las GPU, pero mientras que antes había muchas placas base con GPUs integradas, ahora los gráficos integrados vienen incluidos en las CPUs.
Eso sí, los gráficos integrados se conectan a la placa base directamente a través del socket de la CPU y se conectan a las pantallas a través de los puertos integrados de la placa base, normalmente HDMI.
Ahora bien, a diferencia de las tarjetas gráficas dedicadas, las GPUs integradas no tienen su VRAM. En su lugar, utilizan una parte de la RAM principal del sistema para el procesamiento de los gráficos. Naturalmente, esto puede repercutir en el rendimiento del sistema, y las propias GPUs no son ni de lejos tan potentes como las dedicadas.
Los chips gráficos integrados de Intel que acompañan a sus CPUs de escritorio habituales suelen ser soluciones esenciales destinadas a ahorrar dinero y espacio. Cuando se trata de juegos, rara vez son lo suficientemente potentes.
Por supuesto, aún pueden ser respaldos decentes si hablamos de juegos menos exigentes, pero nunca deberían ser la primera elección de nadie cuando se trata de juegos.
En cambio, AMD ofrece APUs Ryzen como la Ryzen 5 3400G que pueden ofrecer un rendimiento muy competente en los juegos.
Aunque el rendimiento no se acerca a lo que pueden ofrecer algunas de las tarjetas gráficas más baratas, estas APUs equipadas con Vega pueden ser una excelente forma de ahorrar dinero para aquellos que intentan construir una PC gaming de nivel básico pero tienen un presupuesto ajustado.
Los gráficos integrados están ahí para ahorrar espacio o dinero, si no para ambas cosas. En los ordenadores de escritorio, pueden ser una buena forma de reducir costes si el usuario no necesita un rendimiento gráfico importante.
En los portátiles, son una buena manera de reducir el consumo de energía, prolongando así la vida de la batería, y también de ahorrar mucho espacio. Sin embargo, todas las APUs Ryzen, a excepción de unas pocas, pueden ofrecer un rendimiento decente cuando se trata de juegos.
¿Cuál Debe Elegir?
A la hora de decidir si elegir una solución gráfica dedicada o integrada, el principal factor que debes tener en cuenta es la funcionalidad, es decir, para qué vas a utilizarlo.
Si estamos hablando de un PC de escritorio corriente que se utilizaría para la navegación web, Microsoft Office, la reproducción de vídeo, etc., una GPU integrada -incluso la más rudimentaria- será más que suficiente para tus necesidades.
Los gráficos integrados UHD 630 de Intel pueden manejar incluso 4K bastante bien cuando se trata de un uso regular, y muchas de las APU más baratas de AMD son muy económicas.
En cuanto a las tarjetas gráficas dedicadas, sólo merece la pena invertir en ellas si se pretende utilizarlas al máximo.
Para la mayoría de la gente, esto será el gaming, aunque el software de edición de vídeo profesional o de modelado 3D puede beneficiarse significativamente de la potencia de procesamiento gráfico adicional que puede ofrecer una GPU dedicada.
Pero cuando se trata de juegos, ya hemos mencionado que las GPU integradas básicas sólo pueden ser suficientes para ejecutar juegos antiguos o títulos de eSports menos exigentes.
Si quieres altas velocidades de fotograma o quieres jugar en resoluciones más altas, una GPU dedicada es imprescindible.
Como puedes ver, en el vídeo de arriba, los gráficos integrados Vega de AMD superan a los chips integrados UHD 630 de Intel que encontrarás en las CPUs de Intel convencionales.
Por lo tanto, si quieres construir una PC gaming sin una tarjeta gráfica dedicada, un Ryzen 5 3400G, un Ryzen 3 3200G o sus homólogos de segunda generación serían tu mejor opción.
Pero, por otro lado, no puedes encontrar gráficos integrados en las CPUs Ryzen más potentes, mientras que todas las CPUs de Intel, excepto las marcadas con una «F» al final de su número de modelo, vienen con gráficos integrados.
Por lo tanto, si quieres tanto gráficos integrados como rendimiento de la CPU de gama alta para el software de uso intensivo de la CPU, Intel seguirá siendo la mejor apuesta
Otro factor que no podemos pasar por alto es el precio. Como ya hemos mencionado, optar por una solución gráfica integrada es mucho más barato, ya que la GPU está incluida como parte de una CPU/APU que puede costar tan solo 50 dólares en los casos de algunos modelos AMD Athlon e Intel Celeron.
Como hemos establecido anteriormente, las APUs Ryzen pueden ofrecer un buen rendimiento para juegos en el rango de precios de 100 a 150 dólares. Mientras tanto, la tarjeta gráfica dedicada más barata que se puede conseguir en 2021 y que merezca la pena comprar empieza en unos 100 dólares.
Si buscas una solución sólida de gama media como la GTX 1660 Ti, deberás gastar casi 300 dólares, y eso además del coste de la propia CPU.
Así que, si quieres ahorrar dinero, una buena GPU integrada puede ser un buen ahorro, pero, como ya se ha dicho, no será suficiente para resoluciones más altas o velocidades de fotograma más elevadas.
Conclusión
Y eso es todo en cuanto a las ventajas y desventajas de los gráficos dedicados e integrados. Como ves, es una cuestión bastante sencilla, pero elegir el modelo exacto de GPU o CPU no lo es tanto.
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